Preguntas sobre la Enseñanza de la Escritura

Por: Susan Aisen, Directora de Los Institutos para el Logro del la Excelencia Intelectual

Las siguientes son respuestas a las preguntas más frecuentes que nos hacen las madres acerca de enseñar a sus niños muy pequeños a escribir.

P: ¿Cuál es la cosa más importante que puedo hacer para ayudarle a mi hijo a aprender a escribir?

R: Puedes continuar enseñándole a tu hijo el mejor programa de lectura que te sea posible. Conforme le enseñas a tu niño a leer, y le presentas cientos de palabras, frases y libros, le estás dando virtualmente toda la información intelectual que necesita para escribir también. El vocabulario que utilizas, las oraciones que construyes, las interesantes historias que escribes le dan a tu hijo un montón de información importante que él necesita para desarrollar su estilo y creatividad en la escritura. Puedes considerar cada palabra de lectura en como una buena lección de deletreo, además de todo.

Enseñarle a un niño a leer a través de un programa organizado que se presenta con frecuencia, consistencia y claridad visual, es de hecho el mejor programa de escritura que conocemos. Y, por supuesto, además de enseñarle a tu niño a leer de manera independiente, el leerle con frecuencia libros que él todavía no puede leer por sí mismo es sumamente valioso para mejorar tanto la lectura como la escritura.

P: Mi hijo de dos años adora contar historias pero aún no está interesado en la escritura manual. ¿Alguna sugerencia?

R:  Si, ¡tu escribes mientras él habla! El pensamiento creativo, a través de la organización y auto-expresión es vital para ser buen escritor. El está avanzando tremendamente en su habilidad de escritura al  crear historias y le encantará verlas plasmadas en papel. Por supuesto, su habilidad para hablar está más desarrollada que su habilidad para escribir -manualmente- en esta etapa, y por ello le vendría bien una buena secretaria: ¡Tu!  Su habilidad manual eventualmente estará a la par, y para entonces él será mucho más fluido debido a que tú le ayudaste en este tiempo, en lugar de tener que esperar a que su propia convergencia visual y habilidades motoras finas se desarrollen. De esta manera, él no tendrá que perder el entusiasmo por la auto expresión creativa, sino que podrá desarrollarla continuamente. Puedes recrear las propias historias de tu hijo para hacer libros caseros para su programa de lectura, completos con ilustraciones. ¡El estará orgulloso!

P: Mi niña de tres años puede frustrarse mucho al intentar escribir. ¿Qué puedo hacer para que tenga más éxito en estos intentos?

R: Tu has observado en tu pequeña el gran esfuerzo que implica la escritura manual. Consideramos que la escritura es la más sofisticada de todas las funciones neurológicas. Combina la necesidad de tener buena convergencia visual y coordinación motriz fina,  y ambas cosas requieren una gran cantidad de oxígeno para el cerebro. Puedes ayudar mejor a tu hija si minimizas el esfuerzo necesario para escribir con éxito.

Primero que nada, planea sesiones muy cortas para que ella pueda hacer su mejor esfuerzo, repetidamente durante el día, en lapsos muy cortos -segundos, no minutos.  Las sesiones largas son muy cansadas y maximizan el esfuerzo requerido para escribir.

Provee a tu hija con herramientas de escritura y una superficie para escribir que faciliten la tarea. Los marcadores son preferibles a los lápices o la tiza que se rompe tan rápido y tan frecuentemente. Asegúrate de que los instrumentos de escritura tienen el tamaño adecuado para la pequeña mano de tu niña.  Las superficies lisas y fuertes, como los pintarrones, son más recomendables que el papel, que puede rasgarse con facilidad y ocasionar frustración.

Los niños muy pequeños pueden escribir más fácilmente si están de pie, en un caballete o en la pared, mejor que si están en un escritorio o peor aún, en el suelo. En la posición erguida, la convergencia visual se facilita, de igual manera que el movimiento del brazo. El uso de una superficie grande para escribir permite un trazo grande y menos difícil.

La buena iluminación y el poder contar con un área de trabajo tranquila y libre de distracciones también contribuyen al éxito.

P: ¿Qué actividades físicas puede hacer mi hijo para mejorar su habilidad para escribir?

R: ¡Qué buena pregunta! Hay varias actividades físicas que promueven la organización neurológica necesaria para escribir y es sabio incluirlas en este tiempo. Una de tales actividades es la braquiación. La habilidad requerida para recorrer un pasamanos, mano sobre mano en el aire, favorece tanto el desarrollo de la convergencia visual como el de la coordinación motriz fina. Al mismo tiempo, el pecho crece, y esa mayor capacidad respiratoria ayudará en mucho a llevar oxígeno al cerebro, como se requiere. Aún más básicos que la braquiación, son los grandes beneficios que se obtienen gateando y arrastrando. Estas dos actividades efectivamente desarrollan los caminos visuales y motores y sientan los cimientos para varias funciones neurológicas, tanto intelectuales como físicas. Un centenar de metros al día (o más) mejorarán las habilidades sofisticadas, como el hecho de poder leer y escribir con letras progresivamente más pequeñas.

P: Mi hija de cuatro años ocasionalmente escribe algunas letras al revés. Aún no la he corregido cuando esto sucede. ¿Debería hacerlo?

R: Es natural que los niños pequeños inviertan el orden de algunas letras o incluso algunas palabras cuando están en la etapa inicial de aprender a escribir. Después de todo, las letras en realidad son muy parecidas entre ellas, y como resultado del gran esfuerzo visual requerido puede surgir un poco de confusión. Confía en que puedes juzgar en qué momento comenzar a señalar muy suavemente las mejoras que pueden hacerse. Esto puede empezar cuando un niño ya se siente consistentemente exitoso en la escritura, y puede escribir ya varias palabras de manera independiente.

El gateo, el arrastre y la braquiación pueden ayudar a un niño a superar esta etapa (o incluso evitarla por completo) al promover continuamente las habilidades visuales del pequeño y su madurez neurológica en general. Por ejemplo, en las etapas iniciales de la escritura, los dos ojos deben de trabajar juntos perfectamente para poder lograr esta complicada hazaña intelectual y física. Cuando los ojos no siempre mantienen esta coordinación, puede sobrevenir confusión visual y por ende dificultades para leer y escribir.

Más tarde, el desarrollo de la dominancia hemisférica, entre los 3 y los 6 años, ayudará en buena manera a resolver este problema. En esta etapa final del desarrollo, un lado del cuerpo -ojo, oreja, mano y pie- asumen las funciones que requieren mayor habilidad en la lectura y la escritura. De esta manera, el enorme esfuerzo involucrado en coordinar ambos lados para las actividades que son más eficientemente logradas por uno solo, es eliminado. Una vez que la lateralidad realmente se establece en el niño, los problemas como las letras invertidas desaparecen.

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